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La amatista apareció en la historia humana ya en el siglo XX a.C. (alrededor del año 2000 a.C.) e incluso posiblemente hacia el 3000 a.C. Se encuentra registrada en diversas historias, culturas, leyendas y religiones. Algunos registros indican que ya hacia el año 25.000 a.C., los pueblos del Neolítico europeo utilizaban la amatista.
A continuación, exploraremos cómo la amatista ha recorrido las innumerables etapas de la historia humana a través de distintos campos, y luego nos adentraremos en sus cualidades espirituales.
La Leyenda Más Conocida Sobre la Amatista
Los antiguos griegos y romanos creían que la amatista podía prevenir la embriaguez. Cuando querían beber libremente, pensaban que llevar o usar una amatista les impediría emborracharse — e incluso algunos decían que bastaba con mantenerla en la boca (¡oye, pero así no se corría el riesgo de tragársela sin querer mientras se bebía? XD). Esta creencia en el poder “anti-borracheras” de la amatista dio origen más tarde a varios mitos y leyendas, siendo el siguiente el más conocido:
Hace mucho tiempo, una hermosa doncella llamada Amethyst (del griego Amethystos) se dirigía a rendir homenaje a la diosa Artemisa. En su camino se encontró con Dionisio, el dios del vino, furioso tras haber sido insultado por un mortal y cegado por una ira descontrolada, quizás alimentada por el vino. En su locura, juró descargar su rabia sobre el siguiente humano que se cruzara en su camino. Al ver a la joven, liberó dos tigres salvajes contra ella. Cuando las bestias se lanzaron sobre la inocente doncella, la diosa Artemisa intervino y la transformó en un cristal puro y transparente para salvarla de un destino cruel. Al presenciarlo, Dionisio se llenó de remordimiento y tristeza. Para expiar su imprudencia, vertió su vino sobre el cristal como ofrenda, tiñéndolo de un profundo tono violeta. Desde entonces, el nombre de la joven — Amethystos — se convirtió en el nombre de la piedra: la amatista.
También existe otra versión ligeramente diferente. La historia es en esencia la misma, pero la causa de la ira de Dionisio fue un amor no correspondido. El día en que la bella joven se dirigía al templo de la diosa, el dios del vino le declaró su amor en el camino. Al ser rechazado, enfurecido y dolido, desencadenó los acontecimientos del relato anterior.
Otra versión del relato cuenta que la joven rechazó el amor del dios y pidió a la diosa que preservara su pureza. Para protegerla, la diosa la transformó en un cristal puro y transparente. Afligido, el dios vertió su vino sobre el cristal, tiñéndolo de color púrpura.
PS. Las deidades mencionadas en la historia pertenecen a la mitología griega antigua. Sin embargo, en algunas versiones romanas, el dios del vino es Baco (Bacchus) y la diosa es Diana.
Se dice que el origen de esta leyenda proviene de un poema escrito por el poeta romántico del Renacimiento Rémy Belleau, conocido por sus poemas paradójicos que elogiaban las cosas simples y sus versos dedicados a las gemas. Sin embargo, más allá de su origen literario, la amatista ha estado asociada con la prevención de la embriaguez desde la antigua Grecia. La palabra griega Amethystos significa literalmente “no ebrio” o “curado de la embriaguez.”
El Símbolo Real de la Amatista
Durante la Edad Media, la familia real británica adornaba sus joyas con amatistas como símbolo de realeza, una tradición cuyos rastros aún persisten hoy en día. En 1660, cuando Carlos II restauró la monarquía, la amatista fue utilizada entre las gemas de la corona real. Numerosos registros históricos la mencionan como una de las piedras favoritas para las coronas. En Egipto se han hallado amuletos y joyas de amatista que datan aproximadamente del año 3000 a.C. En la tumba de Tutankamón se descubrió un brazalete en forma de escarabajo hecho de amatista, y algunos investigadores afirman que existen pruebas sólidas de que Cleopatra también llevaba amatistas.
Numerosas pruebas muestran que los antiguos egipcios sentían una gran afinidad por la amatista. La tallaban para crear amuletos que servían tanto como una forma de oración como de protección contra el daño. Algunos de estos amuletos incluso se esculpían con forma de animales.
Esto no es sorprendente, ya que durante mucho tiempo el estatus y el valor de la amatista fueron comparables a los de otras piedras preciosas, e incluso a los diamantes. También se consideraba un símbolo de nobleza y poder, por lo que en la antigüedad solo la realeza y las personas adineradas podían poseerla. No fue hasta la época moderna, con la minería y producción a gran escala, que la amatista se convirtió en una piedra más accesible para todos.
El Significado Religioso de la Amatista
Con el paso del tiempo, la asociación entre la amatista y la “lucidez” se amplió hasta convertirse en un símbolo de devoción y virtud. Los obispos y sacerdotes incorporaron la amatista en sus anillos y otros objetos religiosos, pues se decía que representaba la abstinencia y la claridad espiritual.
Además, la relación de la amatista con la calma y el control de las pasiones llevó a algunos primeros cristianos a asociar esta piedra con Cristo. Ellos creían que el color púrpura representaba la pureza espiritual, mientras que los matices entre violeta y rojo simbolizaban la purificación y el refinamiento a través del sufrimiento. Algunos incluso veían en estos colores una referencia a las heridas y la pasión de Cristo, por lo que la amatista se utilizaba a veces para ayudar en la curación de las heridas.
Algunos registros históricos cuentan que San Valentín llevaba un anillo de amatista grabado con la imagen de Cupido. Para quienes conocen la historia del Antiguo Testamento, la amatista era una de las doce piedras preciosas que representaban a las doce tribus de Israel, y más tarde también simbolizó a los doce apóstoles. En el Libro del Éxodo se menciona que la amatista era una de las doce gemas engastadas en el pectoral del sumo sacerdote. El concepto de las “piedras de nacimiento” se originó a partir de estas doce gemas sagradas, y la amatista es la piedra de nacimiento del mes de febrero.
Otras Huellas de la Historia
A lo largo de la historia — e incluso en la actualidad — muchos portadores de amatista la han valorado por su significado simbólico y su belleza. Leonardo da Vinci dijo que la amatista ayuda a aumentar la sabiduría y a disipar los malos pensamientos. En épocas más recientes, los guerreros europeos medievales también llevaban adornos de amatista para mantener la mente clara durante el combate y para obtener protección.
En numerosos campos espirituales y esotéricos, la amatista siempre ha tenido un papel destacado. Además de su función protectora, ayuda a conectar con el mundo espiritual. Desde la antigüedad hasta hoy, muchos trabajadores espirituales han colaborado con la amatista. Es realmente una piedra que trasciende el tiempo y el espacio, irradiando una energía infinita.
El siguiente extracto es de Los libros de las piedras.
Traductor:Lydia
Curiosamente, muchas de las cualidades espirituales atribuidas a la amatista a lo largo de los siglos son sorprendentemente similares a las que las personas perciben de manera intuitiva hoy en día. De hecho, es muy apropiado considerar a la amatista como una piedra de protección y purificación espiritual. Ayuda a frenar los excesos y a abandonar los malos hábitos, siendo útil para quienes buscan dejar de fumar, beber o consumir sustancias. Estimula el chakra coronario, favoreciendo la meditación, la calma mental y el acceso a estados superiores de conciencia. Limpia el campo energético de influencias y apegos negativos, promoviendo la formación de un “escudo” energético — un campo de luz espiritual que rodea el cuerpo y lo protege de las energías negativas del entorno.
Quienes conocen la historia de Saint Germain quizás recuerden la legendaria “Llama Violeta”, el fuego espiritual de purificación. Se alentaba a los discípulos y seguidores a invocar esta llama para limpiar las cargas kármicas o enfermedades, y para protegerse de ataques psíquicos. Esto corresponde directamente al campo vibracional sutil emitido por la amatista, que ayuda a las personas a conectarse con esta energía benéfica.
La amatista es una piedra ideal para elevar y armonizar el entorno físico personal. Colocar grupos, geodas o cristales de amatista en el hogar, la sala de meditación o incluso en el automóvil puede generar la sensación de estar rodeado y protegido por una “burbuja de luz”. Por ello, la amatista se recomienda a todas las personas — desde sanadores y psicólogos hasta maestros e incluso conductores de camión. Si alguien está enfermo, colocar una amatista en la habitación puede ayudar a mantener el espacio de sanación puro y equilibrado. Usar amatista ayuda a mantener el equilibrio y la salud del espacio interior y del campo energético del cuerpo. En todos los casos, es mejor purificar la amatista con regularidad. El método más sencillo es enjuagar la piedra bajo agua corriente durante menos de un minuto, afirmando mentalmente la intención de su limpieza.
En el ámbito de la protección espiritual, la amatista es especialmente poderosa cuando se utiliza junto con la moldavita (Moldavite). Esta es una combinación fuerte para la defensa energética y la protección espiritual. Si se añade cuarzo rosa, también se introduce la vibración del amor. La amatista armoniza con muchas piedras de la familia del cuarzo, como citrino, cuarzo ahumado, cuarzo transparente, crisoprasa, ópalo, ojo de tigre y todas las variedades de calcedonia. Combinada con la sugilita, forma una de las mejores combinaciones para liberar conductas adictivas. Otras piedras que refuerzan las propiedades protectoras de la amatista incluyen turmalina negra, oro sanador (pirita/magnetita), obsidiana y azabache.
Cuando las personas comienzan a conectarse con el reino mineral, la amatista suele ser una de las primeras piedras que las atrae. Su hermosa luz violeta, combinada con una energía de alta frecuencia y dulzura sutil, convierte a la amatista en una herramienta esencial para todo trabajador de la luz. La amatista es, ante todo, una piedra del elemento Aire. El elemento Aire estimula la mente, la intuición y la percepción telepática, fortaleciendo la conexión con los planos espirituales. Con estas cualidades, la amatista se convierte en un poderoso instrumento de expansión espiritual y comprensión elevada.
La amatista es una herramienta clásica de meditación. Su energía permite entrar fácilmente en un estado meditativo y mantener una conciencia lúcida durante la comunión con lo Divino. La vibración de la amatista estimula el pensamiento elevado y mejora las funciones cerebrales. Como activa el tercer ojo, el chakra corona y los chakras etéricos, la amatista es una elección natural para el trabajo psíquico e intuitivo. Su energía de alta frecuencia actúa como un escudo frente a las energías de baja vibración, convirtiéndola en una herramienta de protección esencial para quienes trabajan en el ámbito espiritual o intuitivo. La energía de la amatista forma un capullo de luz alrededor del aura, creando un campo de resonancia poderoso que ayuda a mantener la claridad y el equilibrio, mientras se permanece abierto a la guía espiritual y a los mensajes intuitivos.
La amatista estimula el pensamiento superior, permitiendo comprender con mayor claridad las dinámicas y las causas profundas de las experiencias de la vida. Gracias a esta claridad mental y equilibrio interior, resulta especialmente útil para superar las adicciones, contrarrestando los efectos de las sustancias sobre el cerebro, mientras transmite su energía de calma y alegría. La amatista también asiste en los procesos de toma de decisiones, aportando sentido común y visión espiritual, y ayudando a integrar esas comprensiones en la vida diaria.
En el trabajo de sanación, la amatista ayuda a comprender las causas profundas de la enfermedad o el desequilibrio. La claridad que aporta permite reconocer las creencias, conductas y hábitos dañinos que generan desarmonía energética. Luego, ayuda a alinearse con la voluntad superior y actuar siguiendo la guía espiritual. La amatista también es conocida como la “Piedra de la Sobriedad”, nombre que alude a su capacidad de resistir la embriaguez. Es una piedra ideal para quienes buscan liberarse de patrones adictivos, ya sea en sí mismos o en otros. Ayuda a descubrir las causas subyacentes de la adicción y apoya la conciencia de la propia fuerza para superarlas.
La amatista también ayuda a reconocer las experiencias fundamentales que guían a una persona hacia su camino espiritual. Apoya el avance en ese camino, atrayendo la guía y la asistencia de los guías espirituales y los ángeles. Fomenta la entrega al poder divino y ayuda a asumir la fuerza espiritual que reside en ser una creación sagrada. La amatista abre y purifica el tercer ojo y el chakra corona, acelerando el desarrollo de la intuición y la percepción psíquica.
- La psíquica Naisha Ahsian
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